LA DUALIDAD DEL SER
La dualidad se da en muchos aspectos de la naturaleza, como por ejemplo la división de día y noche, cada una representada e iluminada por un astro diferente: el sol y la luna. Pero no necesitamos ir al espacio exterior para percatarnos de esta presencia doble. Basta que miremos nuestro cuerpo y veremos cómo imperan los pares en él. Así tenemos dos ojos, dos oídos, dos orificios nasales, dos brazos y dos piernas con sus respectivas manos y pies; sin olvidar los órganos reproductores con sus dos testículos o dos ovarios. En el interior de nosotros hay dos pulmones, dos riñones y el cerebro tiene dos hemisferios. Otro tanto hacen los huesos de las extremidades, los ilíacos, las costillas y los omóplatos. Que todos los nombrados sean dobles tiene una razón práctica; nada en la creación es sin sentido o al azar. El par de ojos nos permite la visión estereoscópica o tridimensional; tenemos una audición en estéreo, mejor que un equipo de radio, gracias al par de oídos; sin dos bra