SUBRAYADO
Suelo recibir textos poéticos y en prosa de amigos escritores
para revisarlos literariamente y hacer algún comentario de ellos. Es agradable
ver como la creatividad humana desarrolla ideas y lenguaje, inaugurando mundos
y abriendo nuevos espacios de pensamiento. Sin embargo se suele cometer errores
formales, lo cual quizás no tiene mayor importancia. Unas sustituciones de “s”
por “c o “z”; la ausencia de la “u” en
la clave “que”; escribir alguna palabra con “v” en vez de “b”, y cosas por el
estilo. Es algo tan sencillo de resolver en estos tiempos de la informática en
que el programa del computador sencillamente nos avisa los errores ortográficos
subrayándolos con rojo y los de sintaxis con verde. Al desconocer esta clave
nos perdemos de una ayuda fundamental para el escritor.
Algo similar
sucede en nuestra vida cristiana cuando desconocemos o no ponemos atención al
Espíritu Santo que habita dentro de nosotros. Jesús dijo que cuando viniera el
Espíritu, él nos guiaría a toda la verdad. Es tranquilizador, pues da gran
seguridad en cada paso que damos, saber que Dios no nos abandona y guía cada
una de nuestras decisiones. Es bueno percatarse de esa línea roja o verde que
aparece en la pantalla del alma cuando no actuamos correctamente o estamos
siguiendo un camino equivocado.
Es triste
pensar que hay personas que no poseen este Espíritu porque han rechazado el
mensaje de Jesús. No tienen el consuelo de Dios. Pero más triste es que algunos
cristianos desconozcan la presencia del Espíritu Santo en ellos y no quieran
escuchar la voz del “Espíritu
de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce;
pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.” (San Juan 14:17)
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