VOCACIÓN DE SERVICIO
Mi esposa, desde muy pequeña, sintió el llamado a la enseñanza. En sus juegos de única niña, ella confeccionaba pequeños cuadernos que ubicaba frente a alumnos imaginarios, representados por botellas y adornos de la sala de su casa. Los formaba y les enseñaba como una profesora enérgica y dedicada. Esos objetos también formaban familias, que para ella eran tan vívidos y reales como aquella visión que tuvo una vez: elefantes y otros animales, bailando festivamente. Aún no conocía el cine y nadie le había informado del tecnicolor; fue una verdadera premonición. Otro juego de infancia era simular a una mendiga que se sentaba a la salida del baño de la casa, con la mano estirada y la cabeza gacha, cual mendiga. En verdad todos estos elementos de la imaginación fueron el germen de su vocación pedagógica: la construcción de situaciones de enseñanza, el histrionismo necesario en la educación, la motivación mediante imágenes coloridas y significativas, y el amor por el de